Detrás de toda comunicación hay
una finalidad. Al hablar no solo formamos frases, sino que llevamos a cabo
acciones concretas o “actos de habla”. La forma que el hablante escoge, hablar,
aseverar, susurrar, desmentir… ya implica actuar, posicionarse. La lengua es
poderosa en ese sentido. Puede promover cambios de actitud en el oyente o
incluso en el propio hablante. Curiosamente en este principio se basa la PNL,
programación neurolingüística, muy de moda actualmente.
Un objetivo muy importante en la
enseñanza ELE es ayudar al estudiante a que escoja bien su acto de habla, según
la situación y según su objetivo. También enseñarle a evaluar las reacciones
que cabe esperar en sus oyentes. Esto solo se conseguirá con la práctica
comunicativa.
Reflexión surgida a
partir de la “Teoría de los actos de habla”. Austin y Searle
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